DÍA JUEVES 


Cuando llegaron aquella tarde encontraron a D. Miguel haciendo la estatua, descubrieron que consistía en acompañar a su esposa cuando descolgaba la ropa ya seca. D. Miguel iba a su lado y ponía en sus brazos la ropa que le iba dando Doña Claudia. Les saludó con alborozo pidiéndoles que esperaran a que terminara la tarea de recoger la ropa.

Al reunirse con ellos fueron a su despacho y les entregó varias fichas fotocopiadas, sobre aspectos fundamentales de la época de los Incas. La primera ficha la leyó Rosa en voz alta, porque en ella se hacía mención, a narraciones encontradas en el Manuscrito.


-¿Qué decir del Tambo Colorado? Pues que está situado en el Valle de Pisco y a media hora de la ciudad de Pisco, y que es la ruina de adobe mejor conservada de todo el Perú, solamente faltan los techos.

Fue edificado en la época del Inca Pachacutec con la finalidad de albergar a soldados y altos dignatarios. La arquitectura y el trazado típico inca se mantienen con una única particularidad: la construcción es de adobe y muestra la adaptabilidad de los andinos al nuevo ambiente costeño, pues acá no tenían piedras para edificar.

Recibe su nombre del color rojizo que presentaban sus edificios. En la actualidad mucho del color original se ha perdido, lavado por las lluvias y erosionado por el paso de los siglos.

Este conjunto se encuentra a 800 metros sobre el nivel del mar y en un sitio constantemente soleado y seco.

Don Miguel leyó la ficha sobre la Ciudad del Cusco.

-La historia y tradición enseñaban que la ciudad inca tenía la forma de un puma, felino considerado como deidad en el mundo Inca.

La ciudad tiene calles estrechas, normalmente muy rectas y empedradas. Las paredes de los edificios de la zona central estaban construidas de piedra tallada, mientras en los suburbios eran de adobe (barro-ladrillo). Los techos eran de paja.


Las casas no tenían muchas puertas ni ventanas para mantener la temperatura en las estaciones frías.

La vida giraba alrededor de su gran Plaza, empedrada con lajas y cubierta con arena del mar para evitar accidentes en las estaciones lluviosas.

Cuando Martín Bueno, Pedro Martín y Juan Zárate llegaron quedaron asombrados por la opulencia del lugar. Planchas de oro de 2 kilos cada una, cubrían los bloques de piedra del muro del templo. Además, en su interior, un jardín alberga varias estatuas de oro macizo representando árboles, pumas, vicuñas y otros animales propios del Imperio. En el altar mayor de Koricancha un disco solar de oro simbolizaba a Inti.

A Juan le tocó la ficha de La Chinkana.


Chinkana
Chinkana

-Existen muchos datos de cronistas e investigadores que nos hablan de un túnel (Chinkana) construido por los incas, que conectaba el Koricancha con la fortaleza de Sacsayhuamán, una distancia aproximada de 2 kilómetros.

Toneladas de oro desaparecieron cuando llegaron al Cusco los conquistadores españoles. Estatuas, discos solares, árboles, flores, pájaros, cántaros, y objetos ceremoniales.


Durante muchos años se ha pensado que las piezas más valiosas y sagradas de oro, las escondieron en salas subterráneas a las que se accedía a través de largos túneles secretos existentes en el subsuelo de la ciudad.

Estas fichas resumen algunos aspectos fundamentales del Imperio Inca, así fue como lo encontraron los españoles cuando llegaron hasta el río Virú y después cuando avanzaron hacia el Cusco.

Como todos los días que acudieron a casa de D. Miguel, a la hora prevista salieron con la Ñusty, camino del parque, la iglesia y la cantina, era el orden habitual del paseo.

Cuando aquella tarde al llegar al parque, una ambulancia avanzó ululando por la Avenida de los Incas, Nusty lloró, alguien estaba sufriendo intensamente. Todos la miraron asombrados por lo que parecía la capacidad de los animales para sentir el dolor humano.

-Esto, - pregunta Rosa - ¿le ha pasado otras veces a Ñusty?

-Si -afirma D. Miguel - aunque no siempre que se oye la sirena de la ambulancia. Tal vez solo lo siente cuando la ambulancia lleva a alguien sufriendo, no cuando la ambulancia va de vacío, por mucho ruido que haga.

Durante el paseo fueron numerosos los saludos de los transeúntes.

-El que me acaba de saludar fue alumno mío en la Universidad. Trujillo es una gran ciudad, pero todavía en los barrios, mucha gente nos conoce. Alguna vez he pensado que si perdiera la memoria y empezará a pedir ayuda, muchos sabrían mi nombre y me llevarían hasta la puerta de mi casa. A mi esposa, todos la conocerían y le llamarían Doña Claudia, cuando le contarán lo que me había pasado.

Aquella tarde las calles estaban llenas de gente, parecía como si el frescor de la tarde animara a todos los trujillanos a pasear. Eran muchas las familias que se encontraron.

Terminaron despidiéndose y quedando para una cena en el hotel el día sábado, a la que habían invitado al matrimonio como agradecimiento a su colaboración, pues sin ellos todo su esfuerzo con el Manuscrito habría sido infructuoso.


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